¡Muchas gracias por tus preguntas, Tom! 8 años, de Copplestone, Devon (Reino Unido)
P. 1: ¿Es muy cansador?
Es más cansador de lo que jamás imaginamos. Algo así como si jugaras al fútbol todos los días, 4 horas cada día, arrastrando a tu hermana de 10 años atrás tuyo todo el tiempo. Lo único que queremos hacer es dormir, dormir mucho, dormir como duermen los ratones o los erizos, que tienen que hibernar en invierno.
Ahora estamos en el norte de Argentina; las temperaturas del verano en el hemisferio sur alcanzan los 40 C. Así que cambiamos nuestra rutina: el despertador suena a las 4:30 ¡cómo odio ese sonido! Pero despertarse temprano significa que corremos cuando todavía está fresquito, antes de que el sol empiece a freírnos, a partir de las 9:00
Después de 4 horas y 30Km corriendo, sólo queremos desplomarnos, pero primero necesitamos encontrar sombra. La necesidad de la sombra nos recuerda lo importante que son los árboles. No existen sólo para albergar pájaros, insectos y mamíferos; no son simplemente productores de oxígeno por medio de la fotosíntesis, para nuestro provecho; no están ahí simplemente para interceptar la lluvia y con delicadeza encauzar el agua hacia la tierra alimentando nuestros suelos; no ¡¡también están ahí para darnos increíbles y salvadoras piscinas de sombra!! – como este árbol de la foto.
P. ¿Pueden pensar en otras razones para decir que los árboles son fantásticos, y que nosotros, los humanos, dependemos de ellos?
Entonces, una vez que encontramos un árbol (no tan fácil en este hábitat pinchudo) nos derrumbamos bajo la lona y la red para mosquitos, o en nuestras hamacas. ¡Maravilloso!
Lo mejor de todo es que podemos ver y oír al mundo mientras descansamos. Durante la noche podemos ver las luciérnagas brillando alrededor nuestro, buscando su pareja, y escuchamos los ruidos que hacen los mamíferos y los pájaros en los arbustos.
P. 2: ¿Ya se están acostumbrando?
Sí, de a poquito estamos desarrollando músculos en las piernas. Es increíble lo que nuestros cuerpos nos permiten hacer. Cuando leemos sobre la historia de la humanidad, vemos que posiblemente hemos evolucionado para poder escaparnos de nuestros predadores, así que, en realidad, correr largas distancias probablemente está en nuestros genes.
Una de las partes más difíciles es cuando nos tenemos que poner a hacer las cosas que tenemos que hacer cuando no corremos: escribir artículos, blogs y hacer nuestras presentaciones a las escuelas. Lleva mucho tiempo y energía, pero cuando visitamos escuelas y conocemos a los alumnos, por ejemplo, es tan divertido, que todo esfuerzo se ve recompensado.
Sin embargo, a lo que nunca vamos a acostumbrarnos es a vivir con la posibilidad constante de ver armadillos, osos hormigueros gigantes, bichos–palo colosales, colibríes diminutos iridiscentes, víboras inmensas y toda esta increíble vida salvaje que encontramos en nuestra carrera.
Gracias Maria Pelletta por la traducción.
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